La droga como perversión de la mística
Del libro Adicciones su dimensión oculta. Capítulo VI. Henry López J

Por medio de la llave ilusoria de la droga, el hombre busca la
pretensión de trascender su propia sed hacia el infinito. La perversión
de este misticismo se convierte en una seudomística en un
mundo materialista. La droga aparece como recurso disponible en
ausencia de algo que llene el vacío de una sociedad moderna con
tantos defectos como tiene el corazón del hombre. En esta circunstancia
algunos individuos usan la droga para realizar en una iniciación
solitaria incursiones inconscientes de vuelta atrás de sí mismos.
Esta iniciación, sabiéndolo o no, tiene una serie de propósitos.
Primero, para arbitrariamente permanecer en estados trascendentales
de conciencia; segundo, por simple recreación y búsqueda
del placer; tercero, para evitar el dolor causado por su vacío
existencial. Cualquiera que sea la razón, la artificialidad de la droga
le generará sensaciones de bienestar y poder, las cuales lo trascienden
a otra conciencia no ordinaria, tocando otros planos de
conciencia existencial que las personas comunes o no usuarias de
drogas no están familiarizadas.
Debido a que algunas drogas le brindan al hombre un sintético
y momentáneo poder de dimensionarse en su propia conciencia
sin fortificar su mente ni su espíritu, lo transforma en un ser caprichoso
y egoísta, haciéndolo débil en su malogrado descubrimiento.
Ese desplazamiento es momentáneo en tanto dura el efecto de
la droga. Al pasar este, el usuario regresará a su conciencia ordinaria,
sintiendo que ese no es su verdadero mundo al cual pertenece.