Sociedad, dilema existencial y adicciones
Del libro Adicciones su dimensión oculta, Capítulo VI. Henry López J.

Ser consciente de uno mismo en estos tiempos es una de las
proezas más difíciles para una persona. El sistema social, los avances
tecnológicos y la mutilación de la originalidad personal, que
promueve la sociedad moderna, logran distorsionar las percepciones
de uno mismo y aún de los demás, lo que da lugar a concepciones
incongruentes en la percepción personal.
La sociedad moderna sigue su propia lógica y está dictada,
generalmente, por los avances de la tecnología y de la complejización
de las estructuras sociales. Esta lógica está basada en la
gratificación inmediata, el consumismo, la búsqueda del placer,
las soluciones fáciles a los problemas y la sustitución de la felicidad
por el placer. Todas estas características podrían fácilmente
desencadenar en patrones de conciencia, en los cuales se carece de
fe. Al referirnos a la fe, no es específicamente a la religiosa, sino a
la confianza en la humanidad, en los demás y en nosotros.
Los patrones de la sociedad moderna de alguna manera incapacitan
a las personas a observarse a sí mismas de manera original,
induciendo imágenes adquiridas que no son más que un reflejo de
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las tendencias psicosociales del momento. Estas tendencias crean
diferentes niveles de conciencia o conciencias alternativas que no
son más que representaciones fieles de los conflictos de una sociedad
en crisis, esta lleva al malestar existencial que se desencadena
en la conformación de factores de riesgo que precipitan la posibilidad
a experimentar con sustancias que alteran la conciencia. De
esta manera, el uso de psicoactivos puede entenderse también como
una de las reacciones al vacío existencial, promovido por nuestro
tiempo y a la tendencia del hombre en su contenido más interno de
buscar un sentido de lo trascendente.